martes, 24 de julio de 2012

Nam Myoho Rengue Kyo

LA LEY MÍSTICA:

El 28 de abril de 1253, Nichiren Daishonin proclamó por primera vez públicamente que la esencia de su enseñanza yacía en invocar Nam-myoho-rengue-kyo.
¿Qué es Nam-myoho-rengue-kyo? Nichiren Daishonin declaró que es la Ley Universal y la realidad esencial de la vida. Como tal, la frase no puede ser comprendida sólo por una definición verbal. Intentar hacerlo sería equivalente a cavar un glaciar con una cucharita. En verdad, sólo la práctica del Budismo puede revelar los más profundos significados de Nam-myoho-rengue-kyo. Sin embargo, existe una definición superficial para cada una de las palabras que lo componen.
Nichiren Daishonin corporificó la Ley Mística en un mandala llamado Gohonzon. Su enseñanza fue que a través de la fe en el Gohonzon y la práctica de Nam-myoho-renge-kyo, podemos manifestar la Ley Mística o realidad fundamental de nuestra vida. Esta ley es tanto el objeto de veneración como, en un sentido más amplio, la verdad inherente en nuestro interior.
La Ley Mística es inseparable de nuestro cuerpo. De hecho, el cuerpo, como manifestación de nuestra vida, es también entidad de esa Ley. El Budismo afirma que el cuerpo y la mente son inseparables e imposibles de distinguir: son una única entidad sicosomática.
El propósito del Budismo es liberar a los seres humanos de los sufrimientos de nacer y de morir, al permitirles despertar a la verdad inmutable, es decir, a su propia naturaleza de Buda.
Existe una diferencia esencial entre el Budismo de Nichiren Daishonin y las doctrinas anteriores. Éstas enseñaban que las personas podían lograr la iluminación a través de tremendos esfuerzos dedicados a los estudios doctrinarios y a las prácticas de meditación. Por lo tanto, restringieron el logro de la iluminación a elites recluidas en monasterios. La enseñanza de Nichiren Daishonin, por el contrario, es un medio que nos permite a todos acceder a la verdad última, sean cuales fueren nuestras capacidades o circunstancias.

NAM:
Esta palabra es de origen sánscrito (namas) y significa “devoción”. Así en el acto de invocar Nam-myoho-renge-kyo nos consagramos a la ley fundamental de Myoho-renge-kyo y nos fusionamos con ella. Al hacerlo manifestamos de inmediato nuestra naturaleza de Buda inherente.
También significa “consagrar la vida”. Nam: significa devoción tanto de cuerpo como de mente. Nam tiene un doble significado: un aspecto de Nam es que consagramos nuestra vida a la realidad suprema (la Ley) e inmutable, que nos fusionamos con ella; dedicar la propia vida a tornarse uno con la ley eterna de la vida.
El otro es que, mediante esta fusión, simultáneamente somos capaces de extraer una sabiduría infinita que funciona de acuerdo a nuestras circunstancias cambiantes. Esta última es la sabiduría mediante la cual los seres humanos podemos experimentar ilimitada alegría y libertad, a pesar de las incertidumbres a las que estamos sujetos por el sólo hecho de vivir. Significa que extraemos infinita energía de esta frase y así realizamos una acción positiva para aliviar el sufrimiento de otros.
Nam se traduce como "Me devociono a mí mismo a", "Coloco mi vida en ritmo con", o de hecho “Regreso mi vida a" esta fuerza Myoho-rengue-kyo. Es la palabra Nam la que nos permite utilizar la fuerza inherente en la vida. Con nuestra vida, cuerpo y mente, cada parte de nosotros mismos, nos devocionamos a la Ley Mística -esto es FE, pero no significa fe ciega porque no excluye la comprensión- de hecho nuestra vida ya lo sabe todo, sólo que necesitamos revelarlo a nivel conciente. "Si Ud. piensa que la Ley está fuera de Ud., no estará abrazando la Ley Mística sino una enseñanza inferior."

MYOHO:

Significa literalmente “Ley Mística”. Nichiren Daishonin describe la Ley o realidad suprema como myo (mística), ya que es infinitamente profunda y va más allá de todas las concepciones o formulaciones posibles de la mente humana. En cuanto a ho, lo identifica con el mundo de los fenómenos, en sus formas siempre cambiantes. La unión de estos dos conceptos, que queda expresada por la palabra myoho, refleja la unidad esencial entre la realidad suprema y el mundo manifiesto, en otras palabras, según el Budismo, no hay distinción fundamental entre la realidad suprema y la realidad cotidiana. Si comprendemos ésto, somos iluminados, si no, nos convertimos en víctimas de todas las formas de ilusión.
El ideograma myo posee tres significados distintos: “abrir”, “estar perfectamente dotado” y “revivir”. Abrir: se refiere a dispersar o despejar, abrir la oscuridad de la ilusión para revelar la naturaleza de Buda: la vida de la persona que despierta su estado de Buda inherente “se abre” hasta convivir con el universo. “Ser perfectamente dotado”: significa que la Ley Mística abarca todos los fenómenos y que es inherente a todas las cosas; también significa que la Ley Mística contiene, en sí, todas las verdades y beneficios. Revivir: significa permitir al individuo lograr la Budeidad; se refiere también a crear valor; revivir significa que todas las leyes y enseñanzas, cuando se basan en la Ley Mística, asumen aspectos de la verdad suprema. Del mismo modo, cuando basamos nuestra fe en la Ley Mística, todas nuestras aptitudes y características personales cobran vida y se expresan de una forma que no sólo contribuye a nuestro crecimiento, sino que brinda grandes beneficios a los demás.
Otra interpretación de myo es que significa inconcebible o místico. En contraste, la vida se expresa de diversas formas visibles, según patrones definidos, por lo tanto, la vida corresponde a ho, que también significa ley. La vida y la muerte son dos manifestaciones contrapuestas de una misma realidad suprema o Ley Mística. Si invertimos los términos, podemos decir que la realidad última se manifiesta puramente en las realidades cotidianas de la vida y la muerte.
Otra explicación: Myo (místico) significa "insondable" y ho significa 'ley". Myoho es la incomprensible ley que penetra todas las realidades de la vida. Cómo esta vida se hizo visible, es el resultado de Myo, aquello que no se ve, como las profundas e invisibles corrientes en el fondo del océano que producen las olas en la superficie. La aparición de las olas en la superficie es ho, un fenómeno visible causado por algo profundo e invisible o no captado por nuestra vista. Así pues, Myo es lo que no vemos, lo intangible, y sin embargo es la dinámica fuerza de vida del Universo y ho es el aspecto visible y tangible de esta fuerza: las dos cosas unidas son la realidad de la vida. Myoho es también el principio fundamental de la dualidad de la vida. Una vida revela características de inteligencia e ignorancia, energía y fatiga, bien y mal. En este contexto, Myo significa "esclarecimiento" y ho "oscuridad".

RENGE:
Significa literalmente “capullo de loto”. Desde épocas antiguas los hombres de todas partes de planeta se sintieron fascinados por las cualidades de pureza y de eternidad implícitas en la imagen de esta flor. Y tal vez esta connotación fue la que condujo a utilizar el loto como símbolo de la Ley. Ahora bien, el nombre “loto” no debe considerarse un símbolo. Es la enseñanza expuesta en el Sutra del Loto, en sí misma. Esta enseñanza es pura, libre de toda mancha y explica las sutiles funciones de la causa y el efecto, por lo tanto se llama loto. El nombre designa la esencia de la meditación de la Ley del Sutra del Loto y no se debe tomar como una metáfora o término figurativo, pero ya que el loto de la Ley es difícil de comprender, se introdujo la metáfora de la planta de loto.
Myoho-renge-kyo se compara con el loto. De todas las flores, el Buda escogió el capullo del loto para simbolizar el Sutra del Loto. Hay una razón. Algunas plantas florecen primero y luego producen fruto, mientras que, en otras, el fruto precede a la flor. Algunas dan una sola flor y muchos frutos, y otras florecen profusamente pero dan un sólo fruto. Y, también, otras dan fruto sin flor. Entre todas esas plantas, el loto es la única que da flor y fruto simultáneamente. La planta del loto produce flor y fruto al mismo tiempo. Por ende, representa la maravillosa Ley única que posee simultáneamente causa y efecto.
Otro atributo del loto como símbolo del Budismo es que la planta crece y da flor en medio del lodo, sin embargo sus capullos son inmaculados y hermosos. Esto nos sugiere la manera en que la naturaleza de Buda emerge desde el interior de una persona común, pese a que su vida está impregnada de ilusiones y de deseos humanos. Algunos consideran la existencia humana como una ardiente vorágine de deseos, pasiones e impulsos, que son la génesis de todo vicio y sufrimiento. Es verdad que alguien sujeto únicamente a sus deseos e impulsos no puede disfrutar de una identidad verdadera ni de libertad; por el contrario, estará siempre a merced de su condición de vida, siempre cambiante. Por esa razón algunas enseñanzas religiosas han proclamado que la eliminación de los propios deseos es el único camino hacia la salvación. Pero, el deseo es una función inherente a la vida y no se la puede erradicar sin extinguir la vida misma. Puesto que los deseos son una función innata de nuestra vida, no debe considerárselos negativos, sino neutros, ya que poseen tanto el potencial de dañarnos como de beneficiarnos. La verdadera cuestión no es suprimirlos, sino cómo conducirlos y controlarlos para que actúen para enaltecer nuestras virtudes. Es en este punto donde el Budismo tiene una profunda injerencia. Según sus enseñanzas, una vez que hacemos surgir el estado de Budeidad inherente a cada uno de nosotros, los deseos se elevan y cambian su orientación, de modo que comienzan a enriquecer nuestro crecimiento e iluminación.
Otra explicación: el Budismo utiliza el loto para explicar la profunda ley de causalidad', porque el loto produce flores y semillas al mismo tiempo. El loto es por lo tanto el símbolo de la causa y efecto simultáneos. Causa y efecto, simultáneos significa que en verdad nuestro futuro está determinado por las causas presentes, aunque generalmente percibimos las causas y los efectos como separados por el tiempo. Así, la ley de causa y efecto es también un principio de responsabilidad personal por nuestro propio destino o karma. Sin embargo, porque lo más profundo de nuestra vida -el corazón eterno de Nam-myoho-rengue-kyo- permanece independiente del ciclo kármico que hemos creado a través de nuestras acciones pasadas, podemos transformar nuestro karma tocando este centro y creando así felicidad absoluta. Esto también está representado por otra cualidad del loto.
Sus hermosas flores brotan dentro de un estanque lodoso, sin embargo, ellas no son ensuciadas por el lodo. En otras palabras, la más profunda naturaleza de nuestra vida permanece inmaculada a pesar del mal karma que podamos haber creado. Rengue implica así, revelar la naturaleza más profunda de la realidad de la vida. En términos prácticos, esta naturaleza fundamental se despliega a sí misma como la prueba real de fortuna y sabiduría que se manifiesta como resultado de nuestro esfuerzo en la práctica budista.

KYO:

La palabra kyo es la traducción al japonés del término “sutra”. Al decir sutra, nos referimos a una enseñanza del buda Shakyamuni; puesto que el Buda enseñó mediante la prédica -es decir, utilizó su propia voz- la palabra kyo ha sido traducida a veces como “sonido”.
Nichiren Daishonin expresa: “kyo indica las palabras y el lenguaje, los sonidos y las voces de todos los seres animados”. De ese modo indicó que la Ley última a la que el Buda se ha iluminado es inherente a todos los seres vivos.
El carácter chino que se utiliza para expresar kyo significó, originariamente, la urdimbre de una pieza de tela; tal vez porque eso generaba una idea de continuidad: el sentido de kyo se amplió para indicar una enseñanza que debía ser preservada y legada a la posteridad. El carácter se usaba en la China para designar “libros” o “clásicos”, como las obras del Confucionismo o el Taoísmo; cuando las escrituras budistas se introdujeron en la India, se lo utilizó para indicar “sutra”.
La iluminación de un buda, manifiesta en la voz a través de su prédica es kyo, y la verdad respecto de la cual se ha iluminado abarca eternamente el pasado, el presente y el futuro. Cuando despertamos a esa verdad, percibimos el aspecto eterno de nuestra propia vida; ese aspecto trasciende los cambios del mundo fenoménico y el ciclo del nacimiento y la muerte.
Otra explicación:
KYO se traduce a menudo como sonido o vibración, pero un estudio más profundo del término, revela que también quiere decir "hilo", que significa el eslabón que conecta todo a través de toda la eternidad, la vida que continúa a través del pasado, presente y futuro del universo.
También significa enseñanza o sutra, tomar conciencia de que nuestra propia vida es la ley Mística y por lo tanto, también la vida de todos los demás. Nam-myoho-rengue-kyo es la Ley misma del universo: que existe en nuestra propia vida y que tiene dos funciones: es el imán que atrae la felicidad y es el remedio de todas las enfermedades. Nichiren Daishonin dice: "Nam-myoho-rengue-kyo es como el rugido de un león, ¿qué enfermedad, en consecuencia, puede ser un obstáculo?". ¿Qué significa esto? Por medio de la invocación sincera de Nam-myoho-rengue-kyo al Objeto de Veneración, el Gohonzon, despertamos en nosotros la fuerza vital necesaria para emprender cualquier empresa, la fuerza vital que nos permite desarrollarnos.